lunes, 27 de junio de 2011

No llores por mí... ¡Adiós, River!

EL PUEBLO


Buenos Aires.- El histórico River Plate de Argentina, con 110 años de historia, sufrió su primer descenso a la segunda división de Argentina al empatar 1-1 con Belgrano de Córdoba en el estadio Monumental, con lo que el global queda 3-1.

Los 'Millonarios', máximos campeones de Argentina con 33 títulos, no pudieron remontar la desventaja de dos goles y, ante su afición, consumaron su descenso, en el duelo de vuelta de la serie de Promoción.

Mariano Pavone fue héroe y villano, al anotar al m.5 y después fallar un penalti, mientras que Farré, en complicidad con la zaga de River, marcó para que el equipo de Belgrano consumara su ascenso.

River Plate tuvo mucha fortuna en el arranque. Apenas al m.4 el silbante anuló un gol a Belgrano por fuera de lugar y, un minuto después, Mariano Pavone consiguió la anotación que le daba a los millonarios la esperanza de la salvación.

La anotación nació de un pelotazo largo que bajó Pavone de espaldas a la portería, se dio la vuelta y sacó un escopetazo que entró pegado al poste izquierdo de la portería de Juan Carlos Olave.

Los 'Millonarios' se fueron con todo al frente, mientras Belgrano, desconcertado, se defendía como podía, incluso se salvaron de una pena máxima en contra por una falta sobre Leandro Caruzo que el silbante no marcó.

En el segundo tiempo, Belgrano niveló las acciones y al m.61 consiguió el empate gracias a un grave error de los zagueros de River, que no lograron despejar un centro y dejaron el balón servido para que Farré fusilara a Carrizo y pusiera al equipo 'Pirata' en primera.

River tuvo una opción de meterse al partido al m.68, cuando el silbante marcó una pena máxima por una falta de Cristian Tavio sobre Pavone. El propio delantero tomó la responsabilidad, pero anunció demasiado su disparo y Olave se lanzó a la a su derecha y detuvo con facilidad, lo cual terminó por sellar el descenso.

Pese a intentarlo en ofensiva, River no pudo vulnerar de nuevo la meta del Belgrano y la frustración crecía conforme avanzaban los minutos, al grado que los aficionados comenzaron con desmanes en la tribuna, lo cual provocó que el silbante terminara el partido sin añadir más minutos.

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