martes, 14 de junio de 2011

El rey alemán

EL UNIVERSAL

En un país donde el futbol soccer es más que una pasión, un basquetbolista es hoy en día el mejor atleta alemán sin lugar a dudas.

Dirk Nowitzki, quien es originario de Wurzburg, una ciudad de poco más de 120 mil habitantes localizada a unos 75 kilómetros de Francfort, le dio a los Mavericks de Dallas su primer título de la NBA al vencer al favorito Heat de Miami en unas vibrantes Finales.

Por sus sólidas actuaciones, el delantero alemán ganó el premio como Jugador Más Valioso y con ello acabó con los prejuicios de que un campeón en la poderosa liga estadounidense no podría tener como figura a un jugador europeo.

Nowtizki nació con los genes de un atleta. Su madre fue una jugadora de baloncesto y de un jugador de hand-ball, ambos representando a Alemania en torneos internacionales.

A los 16 años, Nowtizki ya jugaba en la segunda división de la Bundesliga de su país y pronto llamó la atención de Don Nelson, entrenador de los Mavericks de Dallas.

Nowitzki hizo voltear más cabezas cuando en una gira con su equipo en Texas, comenzó a meter tantos triples que el comentarista de los Toros de Chicago, David Kaplan, lo recomendó para jugar por la Universidad de Northwestern, cercana a Chicago.

“Me dijo que le gustaría jugar ahí”, dijo Kaplan.

El problema fue que lo que Kaplan vio, también lo vieron muchos buscadores de talento y al verano siguiente, en 1998, los Bucks de Milwaukee lo tomaron el draft como novena selección colegial y lo mandaron de inmediato a los Mavericks a cambio del difunto Robert Traylor.

Luego de un primer año de duro aprendizaje en el que apenas anotó 8.2 puntos por juego, el alemán despegó a 17.5 y desde entonces ha sido considerado uno de los mejores de la liga.

A pesar de que su calidad nunca estuvo en duda, la permanencia del alemán en Dallas llegó a ponerse en en duda porque el equipo no lograba alcanzar el título, incluyendo una derrota ante el Heat de Miami en las Finales de 2006.

Apenas el verano pasado, se habló de un cambio por Kobe Bryant, pero el dueño de los Mavericks, Mark Cuban, apostó por un hombre que conocía y la perserverancia dio frutos en algo que se ha vuelto cada vez más raro en la NBA.

Nowitzki agradeció la confianza y trabajó más duro, nadie entrenaba más tiempo que él.

“Si hubiera sido campeón más joven, quizá no hubiera trabajado tanto en los últimos años”, dijo Nowitzki.

Lo que hizo no pasó inadvertido para sus oponentes. Chris Bosh, quizá el más humilde del estelar trío de Miami lo resumió bien.

“No hay nada extraordinario en él, lo que pasa es cuando te dedicas a jugarbasquetbol, buenas cosas te pasarán”, dijo Bosh.

“Él trabajó duro por mucho tiempo y se lo merece, quizá debemos aprender de la ética de trabajo y lo mucho que se dedica a esto, obvio lo que hicimos no fue suficiente”.

Nowitzki también dio lecciones de clase al arrogante Heat. Cuando sonó la chicharra que significaba su primer campeonato no corrió al centro de la duela a festejar. Se fue al vestuario, lejos de las cámaras y los reflectores.

No quería que nadie captara sus lágrimas. Era su momento y quería estar solo para gozar.

Después de todo fue un largo camino desde Wurzburg hasta South Beachdonde llevó sus talentos para probar que en los deportes todavía se puede ganar con el corazón de un campeón y no sólo con talento inservible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario