DIARIO.COM.MX
México— Fue inevitable. El destello de una estrella de la talla del filipino Manny Pacquiao terminó por opacar el día del mexicano Juan Manuel Márquez.
El púgil azteca de 37 años de edad tuvo que esperar paciente mientras Pacquiao recorría el Centro Histórico en visitas a la Catedral y la Cámara de Diputados.
Luego, en el Monumento a la Revolución, algunos aficionados corearon su nombre, pero la mayoría de los aproximadamente 15 mil aficionados iban a ver al filipino.
“Nunca me esperaba este cariño de la gente. Esto me motiva a dejar todo arriba del ring. Ya lo saben los que me conocen. Vamos a buscar ese triunfo a como dé lugar”, dijo Márquez.
El mexicano, que tiene marca de 53 triunfos, con 39 nocauts y cinco reveses, prometió entrenar lo mejor posible para ganar el título por él, por su familia, por su suegro que acaba de morir, y por México.
Esta será la tercera edición de la rivalidad Márquez-Pacquiao.
La primera pelea entre ambos terminó en empate en 2004 y luego el filipino se impuso por una decisión dividida en 2008.
Márquez, considerado como el mejor púgil mexicano del momento, para muchos observadores fue el ganador de ambos combates.
“En las dos peleas lo ayudaron los jueces y ahora vamos a buscar un nocaut inteligente”, dijo Márquez.
“Les agradezco el apoyo que me han dado, voy a dejar todo arriba del ring y voy a hacer lo mejor posible por mí, por mi familia y por México”, sostuvo.
“Esta pelea va a ser clásica, ya que las dos primeras fueron muy cerradas. Estamos seguros de que la tercera va a ser mejor que las dos primeras”, pronosticó el promotor de la contienda, Bob Arum.
En la rueda de prensa, las cosas no fueron muy diferentes, Pacquiao acaparó reflectores, mientras Márquez hacia su mejor intento por no ser opacado, pero no lo logró.
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