lunes, 25 de octubre de 2010

Otra clásica desilusión


TELEVISA DEPORTES

América y Chivas empatan sin goles en el Estadio Azteca en un duelo que queda a deber

Así las cosas, tras 13 jornadas, lejos de equipos como Cruz Azul y Monterrey, América y Chivas sufren con un futbol a una distancia kilométrica, que habría que medir en años luz, de los punteros.

Y es que las Águilas no tienen el temple para anotar con Matías Vuoso o Vicente Sánchez o para mantener el ritmo de un partido los 90 minutos con Adolfo Montenegro y Pável Pardo. Carecen de liderazgos que cambien los juegos. Los de Coapa son repetitivos y monótonos, sin espíritu en los momentos importantes.

Guadalajara no cuenta con la capacidad, la calidad, para romper un partido ensimismado y trabado desde el origen. El hombre que debiera hacerlo, Adolfo Bautista, tuvo una de sus tardes displicentes, caminando y contemplando el partido, como en un picnic organizado por él, y apenas tomando el balón.

Al frente Omar Arellano, Alberto Medina y Omar Bravo empujaron el esférico cuando debieron tomarlo con delicadeza y potencia rumbo al arco de Ochoa.

En el Estadio Azteca, la tarde del domingo, fueron dos equipos preocupados por no hundirse solos, antes que en pensar en mandar al fondo del mar, y sin retorno, con un ancla atada a los pies, al rival. Encadenados por sus incapacidades y su futbol limitado.

Inexactos, amarrados, sin triangulaciones, utilizando poco las bandas, el acompañamiento extraviado, el futbol se les esconde a ambos cuadros como a una avestruz la cabeza bajo la tierra.

Pese a todo, el envión físico del duelo dio para 45 minutos entretenidos por el fuelle y el ir, y venir del balón.

En el primer lapso, Omar Arellano y Jorge Enríquez enfrentaron a Guillermo Ochoa, y el arquero salió victorioso en los dos mano a mano, que se esfumaron entre la calidad del portero y la ineficacia de los rayados.

Del otro lado, Vicente Sánchez y Matías Vuoso fallaron el par del América, el primero en un remate de cabeza solo frente a Michel que terminó a un costado del arco, el segundo con un tiro mal ejecutado que un defensa desvió y terminó en el travesaño.

Las Águilas se vieron algo mejor armadas y mas peligrosas que su contraparte. Chivas dependió sólo de la velocidad de Alberto Medina y Omar Arellano, y algún pase preciso del displicente Adolfo Bautista. No más.

Pero en la segunda mitad, América tuvo todavía chances de anotar con Márquez, Sánchez y Vuoso, todas con el mismo resultado, mal decididas y peor definidas.

Chivas ganó un poco de futbol con la salida de Bautista y el ingreso de Xavier Báez, claro que armó un par más de oportunidades de gol con Arellano y el propio Báez, pero el duelo ya estaba enredado, y hundiéndose solo, con un empate sin goles, muriéndose en la medianía.

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