jueves, 28 de octubre de 2010

La Máquina en grande


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Cruz Azul quita el invicto 4-2 a Rayados, que pese a la derrota clasifica a la Liguilla

El futbol tiene un toque de frialdad y sorpresa, hasta de misterio. Enrique Meza entendió que ante Víctor Manuel Vucetich y sus Rayados invictos, debía trasmutar a La Máquina, exponer, sorprender y ponerles en jaque mate en el menor número de movimientos posibles.

Y es que fue un duelo ajedrecístico, donde 'Ojitos' tomó la ventaja al alinear de inicio a Alejandro Castro y César Villaluz, dos de los anotadores, y abrió la cancha por completo y descargó trabajo a Christian Giménez.

El resultado, una media cancha, revolucionada, dinámica, de pierna fuerte y toque preciso, y con un plus de apoyo a la defensa.

Porque Villaluz, de no más de 40 minutos jugados en el torneo, y Castro, le dieron un toque de exquisitez y tiempista a la ofensiva a un equipo que en todo el torneo ha lucido como un asesino de zapatos lustrosos y guantes blancos, y pulcros, pero con un cimitarra por arma. En la defensa cubrieron huecos e hicieron relevos.

Desde ahí La Máquina controló el partido, lo empujó al borde a un precipicio y Monterrey cayó sin remedio.

Rayados entendió que era un duelo de tú a tú y tomó la iniciativa en un encuentro que se cantaba de características ofensivas desde antes de empezar. Habían dicho en la semana, Jonathan Orozco para ser precisos, que el punto débil de los celestes era la defensa, pero con el peinado de crepé que le hizo Meza a su media campo le dejó al punto para el encuentro.

Entonces los goles fueron cayendo como consecuencia.

Alejandro Castro a los 31 minutos, en un excelente tiro de media distancia, César Villaluz a los 33' y Emanuel Villa a los 44', marcaron por los locales en el primer lapso.

Pero la joya de la noche fue de los Rayados, Aldo de Nigris, a los 40', tomó el balón, lo arrastró 30 metros, se quitó a tres rivales y en un gol 'maradonino a trompicones' puso a su equipo en el encuentro.

Todavía se acercó el local con un autogol de Gonzalo Pineda, pero cuando albergaba una esperanza de alcanzar, La Máquina la aplastó con un segundo tanto de César Villaluz.

Después 'Ojitos' amarró el partido, la sospecha de una defensa afianzada desde la mitad del campo se confirmó. Anuló a Suazo, a Sergio Santana y a Abraham Carreño.

Cruz Azul va en serio. Es un equipo expresivo al atacar, mortal, y generoso al defender: un equilibrio ajedrecístico.

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