martes, 18 de octubre de 2011

Óscar Soto: la historia detrás del primer oro en los Juegos Panamericanos


ELPUEBLO.COM

A los 17 años, Óscar Soto comprendió que la natación no sería el espacio para trascender en el deporte. La alberca era parte de su vida desde la infancia, pero sus marcas estaban alejadas de llevarlo a los primeros planos nacionales, a años luz de la élite mundial, así que decidió dar un golpe de timón en busca de la gloria.

El pentatleta que puso el domingo el primer oro en el medallero tricolor, en los Juegos Panamericanos de Guadalajara, encontró ante los aficionados mexicanos el punto más alto de su carrera y confirmó que cuando dejó a un lado la natación competitiva, para practicar la especialidad con cinco pruebas, había tomado el camino correcto.

Hace una década que Óscar Soto va y viene en las competencias más importantes de la Unión Internacional de Pentatlón Moderno. En agosto de 2001, con 18 años y tan solo unos meses de haber ampliado su catálogo de pruebas para ser pentatleta, alcanzó un séptimo lugar en el Campeonato Mundial Juvenil de Suecia, que fue su motor de arranque para transformarse en el mejor especialista nacional en la actualidad.

Pero el camino al oro de Guadalajara 2011 estuvo empedrado. Previo a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 decidió dejar varios meses los entrenamientos para terminar su carrera en finanzas. Con 20 años, sus posibilidades de ganar un pase olímpico eran muy bajas y optó por hacerse a un lado.

Alejado de los reflectores mediáticos, el joven de la Ciudad de México (1983) obtuvo el título universitario y retomó la línea para competir en unos Juegos Olímpicos.

Sus habilidades como tirador y corredor crecían, mientras se esforzaba por mejorar en la prueba de equitación y esgrima.

Para los Juegos Centroamericanos de Cartagena de Indias 2006, Óscar regresó con su primer cetro regional, que refrendaría en 2010 en las competencias de Mayagüez 2010.

En los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro 2007 vio que sus marcas en las cinco disciplinas debían mejorar. Terminó en séptima posición. Ese fue el punto de arranque para dar el salto de calidad que el domingo lo llevó al oro de Guadalajara 2011.

Tomó la posición como el mejor pentatleta mexicano tras su oro en Cartagena de Indias y comenzó a acumular puntos que le dieron su pase olímpico a Beijing 2008.

Los resultados de Beijing fueron un nuevo motor con miras al futuro. Trabajó duro para adaptarse a las modificaciones en las reglas del pentatlón, en las que se juntaron las pruebas de carrera —en la que era uno de los mejores del mundo— y el tiro con pistola, en la que se requiere calmar la excitación del cuerpo para que el pulso no sea traicionero al disparar al blanco.

El domingo en Guadalajara, Óscar Soto rompió en llanto al terminar la competencia. Para la última fase de la carrera con tiro iba en la cuarta posición y necesitaba de un cierre que rozara la perfección para remontar posiciones. La última prueba fue inolvidable y alcanzó ese momento sublime de cubrir la distancia a trote y tomar la pistola para dar en los blancos.

Óscar reescribió la historia del pentatlón moderno mexicano al convertirse en el primero desde José Pérez Mier, en los Juegos Panamericanos de México 1955, en ganar el título continental para el deporte nacional. Además, el metal dorado que ahora cuelga de su cuello se transformó también en su pase olímpico a Londres 2012, donde buscará hacer más grande su legado en el deporte nacional.

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