sábado, 12 de marzo de 2011

¡Basta de pretextos!

UNIVERSAL

Carlos Hermosillo, símbolo de Cruz Azul y América, solicita garra y determinación para el duelo de mañana en el Azteca.


Un clásico se goza, se sufre, pero sobre todo “se quiere ganar”. Carlos Hermosillo fue un histórico con la camiseta del América y también con la de Cruz Azul. Vivió de ambos lados estos encuentros, “partidos que no podías perder, sin ningún pretexto”, recuerda y por esa razón pide que este domingo se reviva esa pasión. “No matemos el clásico. Quiero ver un gran juego y claro... que gane el Cruz Azul”.

El veracruzano nació futbolísticamente como águila, pero su corazón fue siempre cementero, “como profesional defendí ambas camisetas con la piel, y en los clásicos dejaba la vida”.

Carlos se emociona, se remonta a aquellos años cuando días antes del clásico la sangre hervía de ansiedad. “Era una ilusión jugarlos y más ganarlos. Cuando perdía me daba pena, no salía de casa. Me guardaba a llorar”.

Los tiempos cambian, hoy a la distancia, el goleador no ve la misma expectación “dicen que sólo son tres puntos, ¡mentira! Eso es querer demeritarlo. Va el el orgullo, la ambición. Va el clásico”.

Aunque nació en las Águilas, Hermosillo se confiesa cementero desde niño. “Mis hermanos eran americanistas y se armaban tremendas broncas en casa. No quiero decir que todo lo pasado fue mejor, pero había más pasión, te la contagiaban los líderes que hoy no veo. Gente que no soportaba perder. El vestidor era un infierno cuando había una derrota, nos decíamos de todo y hablo de ambos lados”.

Por eso, suplica que este domingo haya algo más, “que transmitan a la tribuna. Que los jugadores calienten el juego, no los medios. Entiendan que jugar un clásico es un privilegio. Un clásico te puede impulsar o hundir. No es posible ver clásicos con medio estadio y que la gente salga decepcionada. Nunca viví estos juegos sin estadio lleno y en todos la gente se iba con algo que recordar”.

Goles azules y amarillos

De amarillo, Hermosillo le hizo siete goles a Cruz Azul; de azul, le marcó ocho al América. Pero hay los que se recuerdan más. “En la final de la 88-89 le hice el gol del título a Cruz Azul, fue un pase de Carlos Santos que Seixas deja pasar y le pego... la pelota va botando, muy lento, le pasa entre las piernas a Edgardo Fuentes y Pablo Larios no alcanza a llegar”.

Del otro lado: “En semifinales jugábamos contra el América de Hugo Sánchez, quien traía un pique con Romano. Hay un faul, Rubén quiere sacar rápido, pero por tirarle un pelotazo a Hugo le da en las pompas, la pelota rebota, le cae a Zague y nos hace el gol. Nos volvemos a separar y hago un gol de mucha garra. Le pego fuera del área. Al final perdimos el juego, pero fue un gol muy especial”.

El próximo domingo, en compañía de su familia, estará en el Azteca. “Soy azul, aunque al América le tengo cariño”.

Espera un juego “donde haya determinación, garra, entrega y muchos, muchos goles. Que todos entiendan en la cancha lo que significa esto, es el juego de juegos. Y al final, lo que más quiero, sobre todas las cosas, es que gane Cruz Azul”.

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