martes, 24 de mayo de 2011

Delirio americanista



ESPN



LOS ÁNGELES -- Es necesario poner en la mesa los dos extremos, porque son dramáticos contrastes.

1.-- Christian Benítez ya es jugador de las Águilas del América. El club pagó 9 millones de dólares al Santos por el explosivo jugador ecuatoriano, que estará cobrando cerca de dos millones de dólares por temporada.

2.-- Los equipos Sub 20 de las Águilas del América han conseguido el bicampeonato nacional. Algunos de esos aspirantes a futbolistas profesionales, reciben un sueldo, otros reciben una compensación y otros una ayuda para sufragar gastos.

Situaciones extremas, sin duda. Extremosas incluso, que no es lo mismo.

América desembolsa la mayor cantidad de dinero que se haya pagado por un futbolista entre equipos mexicanos, después de los casi cinco millones de dólares que Cruz Azul pagó por Jesús Corona, y que seguramente ahora debe estar arrepentido, a menos que arme un combate contra el monarca mundial de los pesados de la UFC., Caín Velázquez, para tratar de recuperar parte de la inversión.

Un punto irrefutable: Benítez es un jugadorazo.

Un futbolista veloz, desquiciante, con un doble pique corto letal, y es además veloz, inteligente y con capacidad para definir, al grado que su promedio en el futbol mexicano es superior al medio gol por partido: 95 juegos y 51 goles.

El ecuatoriano hace gala de sus virtudes, y ellas le llevaron al fútbol de Inglaterra, con préstamos y opción a un traspaso valuado en 7 millones de libras, cerca de 13 millones de dólares. Sin embargo la operación se vio fragmentada, porque Birmingham desistió de contratarlo al marcar 3 goles en 30 encuentros, lejos de sus números con Laguna hasta el momento o incluso con su selección nacional: 15 tantos en 33 juegos.

Un hombre de carácter huraño, no hosco, sino más bien del tipo ermitaño, poco sociable, pero sin dejar que eso le hunda en un mundo de abstracción como a Adolfo Bofo Bautista. Al contrario, Benítez hace de la cancha su verdadero santuario y explota cualquier tipo de telaraña que su penoso pasado familiar le hubiera marcado como estigma.

Incluso, como referencia de ello, lleva a cuestas el sobrenombre de Chucho. Cuenta él mismo que en una ocasión, a manera de elogio, alguien le dijo que jugaba igual y que era igual que su padre, Ermen Benítez, y que él contestó en forma coloquial pero rebelde hacia la figura paterna: "Mejor chucho (perro)". Y así fue, antes que sobrellevar una afinidad con su progenitor, cargó con el Chucho, y Chucho es y Chucho será.

Un hombre alejado del escándalo, de vida familiar, que se transforma en un artista en la cancha y tal vez el mejor futbolista extranjero en los dos últimos torneos, será sin duda un arma nuclear para las Águilas.

¿Quién lo acompañará? Vicente Matías Vuoso ya lo hizo eficientemente en el ataque de Santos, pero el mismo Benítez es capaz de crear y generar, para sí mismo, posibilidades de gol.

¿Garantía de que triunfe? No hay que olvidar que el América ha sido tumba de futbolistas extranjeros entre buenos y notables.

Han desfilado desde un brasileño mundialista como Dirceu Guimaraes que emigró al "entregar balones y recibir sandías de regreso", hasta otros de respetable nivel e irrespetuosa frustración, como Norberto Outes, Luis Amuchástegui, Sergio Zárate, el Cabezón Ruggeri, el Loco Abreu, Chaco Giménez, Federico Insúa, Hernán Rodrigo López, Sebastián Domínguez, Enrique Vera, Alfredo Moreno, Fernando Ortiz, por citar algunos de la era moderna, y que fueron campeones, la mayoría, antes de o después de naufragar en las Águilas.

Hay que recordar que en 15 años, América ha contratado a 73 jugadores extranjeros, y en ese lapso tal vez los que han dejado peso en el equipo, para incluso redituar en títulos, son el chileno Bam Bam Zamorano, el argentino Piojo López y, muy especialmente marcando época, el paraguayo Salvador Cabañas, pero en el pelotón mencionado desfilan igual desde desconocidos hasta auténticos cartuchos quemados.

La pregunta debe estar ahí en el subconsciente del lector.

¿Qué demonios tiene qué ver la llegada de Benítez con la doble exaltación al campeonato del equipo Sub 20 de las Águilas del América?

Que a pesar de los reiterados fracasos, las Águilas siguen equivocándose.

Su equipo Sub 20 es bicampeón. Y, sin necesidad de recurrir a peras y manzanas ayudados por Abelardo de Plaza Sésamo, para explicar a sus pizpiretos y visionarios dirigentes encabezados por Michel Bauer, queda claro entonces que el Nido produce los mejores jugadores Sub 20 del balompié mexicano, claro, a menos, que no es improbable, que exista una camada de cachirules, es decir jugadores por encima de la edad permitida, con un acta de nacimiento falsificada, de esas mismas que se consiguen en una hora en cualquier oficina del Registro Civil en México, claro con su correspondiente y generosa mordida (soborno).

Pero, partiendo de la base de que el desarrollo de estas fuerzas básicas está en manos del Capitán Furia Alfredo Tena, uno debe asumir, o respetar al menos, la seriedad e integridad del proceso.

Entonces, si jugadores como Diego Reyes y Lugiani Gallardo, referentes frescos del Clausura 2011, deleitan por sus facultades, cómo el América, con un equipo que se avejenta (Vuoso, Mosquera, Vicente, Pável cerca de la MLS--), decide invertir 9 millones de dólares en Benítez, pero no hace la apuesta directa por la que, en números, en títulos, en resultados, es la mejor cantera Sub 20 del futbol mexicano.

Esas son, precisamente las incongruencias que marcan al América.

Cierto que no hay pausa ni tregua ni reposo para las Águilas y sólo se les somete a la exigencia de sacar a su lastimada afición de ese doloroso estadio de frustración renovable año con año.

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