lunes, 1 de noviembre de 2010

Les dan su calaverita; 4-1


LA AFICION

Para la buena fortuna del americanismo, muy acorde con este repunte tan milagroso como puntual, es justamente de sus bases donde la salvación saltó para meter a las Águilas en riel directo a la Liguilla por el título a tan sólo dos fechas de que concluya la fase regular del Torneo Apertura 2010.

Hoy, como hace mucho no sucedía en este club acostumbrado a los deslumbramientos a golpe de chequera, Daniel Márquez se ha erguido, incluso varias veces sobre los absurdos de su propio técnico, como el hombre gol de un América que tenía muy mal distribuida su cuota goleadora hasta antes del escandaloso 4-1 sobre Estudiantes, con un sobre cargo en Matías Vuoso.

Y es que Márquez fue clave, con sus dos goles y su buena actuación, en el triunfo de ayer frente a los de Zapopan en el Estadio Azteca. Porque más allá de la valía de los tres puntos que ponen al equipo de Coapa como sublíder del Grupo 2, sólo detrás del San Luis, está también la de los cuatro tantos y lo que pudieran significar a la hora de sacar la calculadora dentro de dos semanas, donde la diferencia de goleo podría resultar factor clave para definir a los invitados a la Liguilla en este pelotón en donde hay cuatro equipos en la lucha.

A los dos secos remates con la cabeza de Márquez, habilitado ayer en su posición natural como delantero punta ante la ausencia de Vuoso y no como el media punta que la terquedad de Lapuente lo obligó a ser en jornadas pasadas, se le unieron los goles de Vicente Sánchez y Daniel Montenegro para cambiar una tarde que parecía de pesadilla hasta los 30 minutos de la primera mitad, en una de ensueño y reconciliación con la afición del América que, de paso, ligó ya 25 partidos sin perder en el Azteca.

El encuentro frente a Estudiantes fue para América el de la clásica fórmula del rival que, ante las deficiencias de plantilla y sistema, opta por la encerrona como su arma única, a la espera de que el guerrero aguante les dure de milagro los 90 minutos.

Pero ayer Estudiantes no contó con que desde su propia banca, en la persona de Eduardo Acevedo, les llegaría un obstáculo más que librar con la decisión de dejar sentados a dos de sus mejores hombres, Rubens Sambueza y Fredy Barreiro, algo que pareció demasiado lujo.

Fue notoria la mejora del cuadro zapopano cuando Acevedo dio marcha atrás y los mandó a la cancha, aunque la loza ya era de dos goles en contra y jamás, ni siquiera con el tanto de Mauro Cejas, estuvo cerca de darle alcance al América, haciendo de la tarde el show amarillo por completo.

Y es que América logró superar el soso arranque de partido que tuvo, donde incluso dejaron de más la posesión en su rival, para terminar jugando, si no a grados excelsos, sí los suficientemente convincentes para ver que éste equipo, aunque vaya en contra de la naturaleza lapuentista, sabe atacar, sabe de variantes a la ofensiva y se le puede convertir en un dolor de cabeza a cualquiera.

Hoy, el americanismo, está de plácemes. Y cómo no, si ya hay pruebas de que sus bases, sus propios héroes, los nacidos en cuna azul y amarilla, no son un mito, un cuento de Cachirulo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario