lunes, 29 de noviembre de 2010

Final norteña


TELEVISA DEPORTES
Monterrey vencé 2-0 a Pumas y disputará el título del Apertura 2010 frente a Santos.

Tras una serie entre alfileres y de alarido, como si de un muñeco vudú a la orilla de un precipicio se tratará, Monterrey está en la Final con un par de goles que llegaron tras 177 minutos rocosos.

Porque con un Pumas desbordado en busca de anotar, a los 87 minutos Humberto Suazo aprovechó una caída de Marco Palacios y marcó el primer tanto. Cuatro minutos después, Neri Cardozo puso las cifras definitivas. Demasiado castigo y diferencia en un duelo tan parejo.

Y es que Víctor Manuel Vucetich ensució toda la serie jugando con sus posibilidades matemáticas y puso la semifinal en un grito. Tensa, equilibrada y dura en el medio campo con la oportunidad para cualquiera hasta la última parte de los 180 minutos.

Quizá en ningún partido del Torneo Apertura 2010, se corrió tanto y con tanta intensidad, pero los esquemas colectivos siempre estuvieron en ventaja y por encima de las individualidades que suelen ganar duelos tan reñidos.

Porque los cerebros desde la banca, Víctor Manuel Vucetich y Guillermo Vázquez, se fueron anulando y anudando, siempre con la ventaja de que por su mejor posición en el torneo regular, con un empate le bastaba a los Rayados.
Universidad, fiel al estilo que lo llevó a estas instancias, salió a correr la milla y a presionar en toda la cancha. Le funcionó contra América frente a Cruz Azul, pero no le valió ante Rayados.

Monterrey, sin apuración alguna en el marcador, sobrellevó el duelo, y la serie, esperando los espacios que Pumas le habría de ceder para Humberto Suazo y Aldo de Nigris.
La mejor chance de anotar de los felinos en todo el partido fue vía Martín Bravo, en una media vuelta que Jonathan Orozco atajó de buena manera. Pero Humberto Suazo contó con dos chances de marcar en un tiro franco y en un remate de cabeza.

Universidad contó con la desventaja, para la segunda mitad, de tener a sus dos centrales, Marco Palacios y Darío Verón, amonestados, y debió arriesgar cada vez más conforme avanzó el juego.

Vucetich, un viejo avezado en estas lides, sabía de lo mortal de sus condiciones como el de un depredador acechando a su víctima. Entendió que cerrando los espacios a Universidad le reducía la mira a un Pumas llenó de adrenalina, pero carente de claridad, eso sí espléndido en su estilo de juego: entregado y arriesgado hasta el final.

En esa lógica Universidad tuvo el balón en el segundo lapso, pero Monterrey el control táctico del partido.De Nigris pudo resolver el juego antes, pero Velarde y Bernal le hicieron una atajada conjunta.

Sin un hombre capaz de filtrar un balón a los correlones delanteros universitarios, Dante López, Martín Bravo y Juan Carlos Cacho (que ingresó en lugar de Juan Francisco Palencia), la ofensiva Pumas se fue difuminando y perdiéndose muy lejos de la calidad de su sólida defensa comandada por un enorme Darío Verón.

Y en medio de la desesperación, y la esperanza de los últimos minutos del juego, Monterrey sacó el mazo, lo que esperaba Vucetich se dio, y mató el juego con autoridad y suficiencia.

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