lunes, 18 de mayo de 2009

Ciudad Juárez elimina al Toluca

Omar Carrillo
TOLUCA, México, Mayo 17, 2009.- El defender en el futbol es un arte despreciado y para muchos de segunda. Pero el arte muchas veces es eso, sufrir y nunca tener la aprobación de nadie. Indios fue al campo del Toluca, a La Bombonera tan temida, y se paró con garbo y en un desplante de estética, disciplina y poder, dejó fuera al campeón.

Porque De la Barrera, Malagueño y Cirilo Saucedo fueron los generales de un ejército que ha navegado entre la necesidad de anotar goles, contra Chivas, y la de no recibir ninguno, ante Toluca, y de ambas maneras ha salido avante en tan sólo una semana. La Tribu mutó futbolísticamente y lo hizo exitosamente, sobrevivió, evolucionó, dirían los darwinistas.Pero lo de Toluca fue un asunto aparte.

Es cierto que Indios hizo mucho para anularlos. Les cerró espacios, les quitó el balón cuando tenía que hacerlo, por arriba fueron dominantes y nunca los dejaron jugar cómodos ni les dieron más de dos metros para decidir, pero los Diablos con tanto talento como cuentan en sus filas, siempre se las ingenian para generar oportunidades de gol.

Pero Héctor Mancilla, flamante bicampeón de goleo, tuvo una tarde triste e inexacta. Se perdió al menos tres chances claros de gol con la cabeza y los pies. Santana un par más y Sinha y Romagnoli hicieron lo propio. Por si fuera poco al final de todo, perdió a Cristante que fue expulsado por Marco Rodríguez.
Indios nunca renunció al ataque, aunque fuera a través de veloces y bien planeados contragolpes a través de Maggiolo, Juan Pablo Rodríguez, César Santibáñez y Mario Pérez. Con ello nunca permitieron estar tranquilos a los Diablos en zona defensiva y detuvieron los arribos de Da Silva y Dueñas en ciertos momentos del partido.

Pérez tuvo el mejor chance de anotar en una volea que sacó Cristante en el primer tiempo.El futbol envolvente y activo en cada línea de los rojos apareció, pero en algún sitio entre la última línea de Indios y la penúltima decisión de los Diablos se fue desvaneciendo cada jugada y cuando no fue así, Cirilo Saucedo se encargó de frustrar el sueño de un gol del local.

Con tanta fortuna y reacción, como debe tener cualquier portero, que hasta el remate al arco de algún compañero, uno de De la Barrera, sacó del arco gracias a su ubicación.

Todo el partido fue una repetición constante. Toluca atacando infructuosamente e Indios defendiendo su ventaja con tanto esfuerzo, paciencia, determinación y solidaridad, que aquello se volvió estético y hasta bello, una pequeña obra de arte.

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