viernes, 3 de diciembre de 2010

Aguerrido triunfo de Santos


TELEVISA DEPORTES

Un error de Davino rompe el empate y le da el triunfo a Santos 3-2 sobre Monterrey, que jugará la Final de vuelta cargado de ilusiones.

Santos Laguna derrotó 3-2 a Rayados de Monterrey en e Nuevo Estadio Corona, con un yerro garrafal de Davino en los minutos finales, para jugar el partido decisivo por el título del Torneo Apertura 2010 del futbol mexicano con ligera ventaja en el Tec, el próximo domingo y terminar con la racha negativa de Romano y la positiva por parte de Víctor Manuel Vucetich.

Iván Estrada abrió el marcador al minuto 23; Humberto Suazo respondió antes del descanso, al 38'. Sin embargo, Darwin Quintero volvió a aventajar a los Guerreros, al 42'; pero Neri Cardozo emparejaría la pizarra, al 55'. El empate parecía definitivo, con cuatro golazos, pero Duilio Davino inclinaría la balanza a favor de los de Romano con un autogol, al 86'. Resultado irreversible.

Con ello, Monterrey está obligado a ganar en casa; por un gol obligaría los tiempos extra o hasta los penales, de ser necesario. Si los de Vucetich ganaran por dos goles se llevarían el título de campeón. A Santos Laguna le basta el empate en el Tec para coronarse.

Centrada en el norte, la Final del futbol mexicano no defraudó en sus primeros 45 minutos. Buen futbol, con recorrido del balón de extremo a extremo, entrega, disparos al marco, duelo férreo, rápido y combativo.

Rayados no saltó al terreno de juego con la idea de definir el título en a vuelta, en casa. Desde el silbatazo inicial se fue al frente, probó puntería con Humberto Suazo, Aldo de Nigris aprovechaba errores defensivos para generar tensión, Neri Cardozo enviaba servicios al área; pero la pizarra no mostraba movimiento.

La reacción del cuadro de la Comarca Lagunera se mostraba tardía y Jesús Zavala se sumaba al ataque con un fogonazo que fue controlado en dos tiempos por Oswaldo Sánchez, contestado por Paco Torres, pero Jonathan Orozco también hacía su parte bajo los tres postes.

Pero la creatividad y visión de Christian Benítez apareció, después de tanto tratar de conducir el esférico hasta las redes, optó por servir un balón filtrado para Iván Estrada para que definiera con un trallazo por derecha a primer poste.

Aldo de Nigris mostraba lucha, entrega, al ganarle la marca a Rafael Figueroa y puntera un balón que pasó apenas desviado. A falta de gol, De Nigris buscó recursos. Aprovechó un mal despeje defensivo, sirvió para 'Chupete', quien no desaprovechó la cortesía e hizo el del empate parcial, porque más tarde sería Darwin Quintero quien definiera, ahora a pase del 'Guti'.

Se acaba el primer tiempo con grato sabor de boca, con un juego digno de una Final, pero con sus lapsos negros para Rayados, como la lesión de Ricardo Osorio, quien debió abandonar 'la nave' antes del descanso.

El segundo tiempo no cambió su ritmo, continuó el futbol que se espera en una Final, con intensidad y toques mortíferos, con el añadido del gol de Neri Cardozo en un error de desconcentración y falta de comunicación entre Arce y Lacerda. El duelo se empataba de nuevo y cerca estuvo que Rayados remontara con un disparo de primera intensión por parte del 'Chupete'.

Sin embargo, las ganas de irse al frente fueron por pocos minutos. De inmediato Monterrey se replegó atrás, le complicó la llegada como en el primer tiempo a los de Romano, lñe jugó a dejar en fuera de lugar a los delanteros santistas y a encajonarse para salir con resultado favorable de regreso a casa.

No obstante, Santos continuó con el buen manejo del balón, lo tocó sobretodo a ras de pasto y no dejó de ser incisivo hasta el silbatazo final. Hasta que encontró un yerro, grave, de Duilio Davino, quien intentó rechazar un centro por izquierda de Chema Cárdenas, pero terminó por puntear el esférico hacia sus propias redes.

Así, Santos jugará la vuelta con ventaja en el marcador ante un Monterrey que terminó cabizbajo ante la falla en los minutos finales, pero que no opaca lo que fue un partido completo, ofensivo y bien generado al frente. Buen futbol en la Final de ida que no dio cabida a un solo bostezo.

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