martes, 13 de abril de 2010

Le espera un año incierto a Tiger Woods

AP
AUGUSTA, Estados Unidos, Abr. 12, 2010.- Más allá del inconveniente principal --que el saco verde fue para Phil Mickelson--, Tiger Woods debería tener pocas quejas tras su regreso al golf en el Masters de Augusta.
Empató un récord del torneo al lograr cuatro eagles. Desde la ronda inicial, nunca estuvo fuera de los 10 primeros. Logró su mejor total en 72 hoyos en el Augusta National en cinco años.
Nada de esto hubiera sido posible sin la recepción cálida y espontánea que tuvo el jueves en el primer tee del torneo.
Woods pareció ser el mismo jugador de siempre, pero sin dudas no era la misma persona. Los seguidores que vinieron a verlo jugar no podían dejar de tener en cuenta la sordidez de su vida privada, la raíz del escándalo mediático que lo alejó del deporte durante cinco meses. Por eso, la ovación inicial fue muy importante.
Eso hizo que Woods se sintiera cómodo desde el inicio y, a medida que pasaban las rondas, se fue sintiendo cada vez mejor -- incluso cuando su swing comenzó a empeorar.
"A fin de cuentas, fue una buena semana", dijo Woods el domingo luego de terminar empatado en el cuarto puesto.
Woods no dijo cuándo volvería a jugar. Indicó que necesitaba tomarse "un poco de tiempo libre y reevaluar las cosas un poco".
Si mantuviera un calendario normal, podría presentarse en Quail Hollow o el Campeonato de Jugadores o incluso el torneo Memorial. Son las tres competencias donde suele jugar antes del Abierto de Estados Unidos en Pebble Beach.
Lo que no está claro es que el próximo paso en su regreso a la escena pública vaya a ser tan positivo como el primero.
Esos torneos --o cualquier otro en que decida jugar-- son diferentes del Masters en que son de acceso público y los espectadores no deben preocuparse por la posibilidad de perder su permiso de temporada. En el green del hoyo 17 del TPC Sawgrass, donde se juega el Campeonato, le podrían gritar cosas muy diferentes de las que le dijeron en el Amen Corner (Rincón del Amén) del Augusta National.
Además, el escrutinio de los medios no se detendrá. Esto quedó claro cuando Woods, que había prometido controlar su temperamento en los festejos y en los improperios, arrojó su hierro al suelo luego de un mal golpe en el hoyo 14.
Hace un año, nadie se hubiera fijado, pero esta vez el gesto fue considerado una prueba de que el golfista no había cambiado ni un poco.
"Creo que la gente está exagerando la importancia de esto", dijo Woods en el canal CBS. "No me sentía bien... Pegué un tiro bombeado en el primer hoyo y no sé por qué la gente puede pensar que debería estar contento. Pegué un wedge de 45 yardas y lo mandé por encima del green. Estas son cosas que no suelo hacer. Así que no voy a estar sonriente y no voy a estar contento".
Ese es el nivel de atención que cada una de sus acciones y declaraciones va a recibir, probablemente por el resto del año.
Luego de un torneo de la PGA, Woods se presentará a un major, donde la intensidad es mayor. El Abierto Estadounidense es el torneo más público, los tabloides británicos se hacen una fiesta con St. Andrews y la Copa Ryder en Gales es un evento conflictivo aún en los años normales.
Podría ser un año muy largo para Woods. El Masters puede haber parecido un buen comienzo, pero para el número uno del mundo, fue apenas la pretemporada.

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